sábado, 18 de octubre de 2008

... por fin hay noticias desde Granada!!



Y después de un larguisimo tiempo de desconexión con el mundo exterior, vuelvo a la carga para contaros mis peripecias por tierras sureñas.
La verdad esque no me puedo quejar, el piso está bastante bien y mis compañeros canarios son bastante majos aunque de hábitos algo extravagantes. Al principio creí que era el estrés propio de la inceridumbre de los comienzos, ya se sabe: exámenes de septiembre, becas, contratos de arrendamiento, contratos de trabajo... entre muchas otras cosas, sin embargo, después de un mes de incansable observación e investigación de sus costumbres y forma de vida, he llegado a la conclusión de que estamos ante la conducta propia de esta clase de canarios en particular. Os haré una breve descripción de la misma:
Por la mañana, canario J se despierta y empieza a sacar plásticos y a moverlos durante un buen rato sin venir a cuento de nada. Después se dirige hacia el baño, situado al lado de mi cuarto, donde se baña y acicala durante una media de unos 15 minutos aproximadamente. Después abre la nevera y empeza a revolverlo todo hasta que se da cuenta de que lo que busca NO está en la nevera y entonces empieza a urgar en la despensa, donde normalmente encuentra lo que busca. Desayuna y raudo y veloz se encierra de nuevo en su nido. 20 minutos más tarde sale canario D, que se dirige al baño. Alli espectora y suelta un graznido potente, a la par que asqueroso, para vaciar su cavidad nasal en la pila. Después de unos 7 minutos de aparente tranquilidad se escucha la cadena del váter, y es entonces cuando canario D la toma a porrazos contra la pared intentando abrir la mampara de la ducha. Cuando lo consigue, 6 o 7 minutos más tarde, empieza el sonido própio de la cisterna cuando está en funcionamiento, que tarda unos 20 minutos en apagarse. Entonces se dirige a la concina donde abre la nevera, saca lo que necesita y desayuna. Después, limpia los utensilios que ha usado y se vuelve a su nido para ponerle música a la vida. Medio minuto después de que la primera nota suene, Canario J hace su aparición en el rellano del nido de Canario D, desde donde interactuará brevemente con él durante unos 20 minutos aproximadamente.
Esta escena es recurrente y cootidiana desde que empecé a convivir con ellos, y sólo varía en el caso de que una hembra entre en la escena de los dos pajaros amarillos. Cuando eso ocurre, podemos hablar de dos tipologías diferentes en cuanto a la conducta pajaril de estos individuos. En el caso de Canario D más propenso a frecuentar una misma hembra, (a la que llamaremos Gorriona M por haberle cogido cariño de tanto verla) cuando se despierta acompañado suele permanecer en su lecho más tiempo que ella. Por lo general, en el intervalo de tiempo en el que canario J está metido de lleno en la nevera buscando algo que no va a encontrar, Gorriona M sale del cuarto de canario D, va al baño, se ducha, usa mi suavizante y luego me llama a la puerta para interactuar conmigo, contarme cuatro chistes y pedirme el secador de pelo y el peine.
En el caso de canario J, la situación es más variable teniendo en cuenta de que sus hábitos amorosos son más nómadas que sedentarios. Cuando se despierta acompañado suele pegar algún tipo de ruido similar al de una garza, seguramente como síntoma de asombro ante tan rara situación. Después de intentar, en vano, llegar hasta sus plásticos matutinos, decide ir a la cocina donde la toma con los platos. Después de abrir y cerrar el grifo del fregadero unas 30 veces, decide ir a despertar a su acompañante, que normalmente tarda unos 30 minutos en abandonar el nido, previo paso por el baño para peinarse las plumas. Después, canario J toma las riendas de su vida y decide ir a sacudir plásticos, tarea que le tiene ocupado media mañana. Cuando acaba, se ducha raudo y veloz (de hecho, tan raudo, que incluso empieza a enjabonarse la cabeza en el pasillo de camino al baño), cuando sale acostumbran a ser las 12 del mediodía, y entonces se encierra en su cuarto y trastea el ordenador un buen rato. Luego, se dirige a la cocina donde primero saca todos los objetos que hay en ella de su sitio original para poder elegir mejor cual utilizar y después los deja a la vista para no tener que volver a realizar el mismo procedimiento el día siguiente. Cuando acaba de comer, se entretiene con la tele 5 minutos y después vuela a algún otro lugar donde haya más canarios para poder interactuar con ellos.


















Como podéis comprobar, la conducta de mis compañeros de nido es rara, pero tan rutinaria que, de hecho, no podría escribir ningún libro de interés divulgativo sobre ella. Sin embargo, me ha servido para meter bulto a este artículo, que tampoco va mal.
Ya seguiré informando... de momento cambio y corto que se me quema la cena. ¬¬


3 comentarios:

Anónimo dijo...

ieeeeeeeee pues si la verdad que es una conducta rara pero no te olvides que son pajaros acostumbrados a las jaulas y cogen manias raras las avestruzes como correis mundo no teneis tantas manias jajajajaja aix ya te exaba de menos jijijijiji un besito de tu gustin!

Elisabet Ferrer dijo...

Será eso o que simplemente estén pirados... algún día descubriré que hace Canario J con los plásticos! lo prometo!!!! XDDD

Anónimo dijo...

jajajajaja ok estaremos atentos a recibir la noticia porque ya estamos todos intrigados jajajaja. Aix me alegra ver que te situas y adaptas a la nueva rutina de nuevo que ya sabes que si te aclimatas bien eso es un punto positivo para perpetuar la especie jajajaja un besico y a ver si nos vemos a ver cuando me escapo al sur y te hago una vistita un beso mu gordo y espero nuevas noticias en el blog pa seguir poniendo huevos jajajaja 1 besote!!